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domingo, 14 de junio de 2009

CH Junio 2009



Conexión CH - Rocca di Papa, 13 de junio 2009

La escucha[1]

[…]

Últimamente, cuando cuento algo de nuestro Movimiento en los países que he visitado, siempre explico que, desde los inicios, todo el que nos conocía no se encontraba sólo con un Movimiento, una comunidad o una corriente espiritual… Se encontraba con Jesús. Y esto sucedía porque nuestras experiencias evangélicas nos habían convencido y convencían a muchos de que Jesús seguía manteniendo sus promesas hoy, y por eso exclamaban: «Jesús está vivo».

Hoy quiero añadir: porque Él estaba realmente en medio de nosotros.

¡Jesús en medio de nosotros! Llevamos ya unos meses hablando de Él y comprometiéndonos a vivir de tal manera que no lo perdamos nunca, sino que lo generemos siempre, una y otra vez, entre nosotros, como dice Pablo VI.

Últimamente he subrayado la grandeza de María como madre de Dios. He dicho lo divinamente maravilloso que es que, así como el Padre llama en la Trinidad Hijo al Verbo, también María llame Hijo al Verbo encarnado.

Ahora me parece que no es un error decir que Jesús en medio de nosotros es hijo de nuestro amor recíproco, es decir, nuestro, porque así es.

¿Acaso no dijo un día Jesús que quien hace la voluntad de Dios es su hermano, su hermana y su madre? (cf. Mt 12, 47). Así pues, también nosotros podemos ser, en cierto modo, su madre. Pero con una condición: que nos amemos como es debido.

La última vez nos comprometimos a un «hacernos uno» recíproco más profundo.

¿Con qué efecto?

Lo he visto más de una vez durante este mes. Ante nuestro amor, que no quiere limitarse a «estar dispuesto a dar la vida» por el hermano, sino a «morir» en serio, a «no ser» para ser, para ser amor, hay quien ha afirmado que ha admirado en las personas del Movimiento una gran «escucha». «Saben escuchar». «Escuchan».

Es un nuevo comentario a este modo de amar, un modo que atrae mucho, especialmente hoy, en estos tiempos.

En un mundo tan tumultuoso, agobiado por tantos ruidos, por tantas voces, por tanta charlatanería, la gente necesita que la escuchen, que quiere decir que la amen en serio.

Así pues, perfeccionemos en los próximos meses esta actitud tan mariana. Prometámonos: hoy escucharé mejor a cada prójimo. Sin duda tendremos la presencia de Jesús en medio de nosotros.

Chiara Lubich



[1] Del pensamiento de Chiara de la conexión “La escucha”, Rocca di Papa, 17-6-1999: Construir el castillo exterior, pp. 87-90.

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