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domingo, 30 de noviembre de 2008

La Santa Sede pide una autentica “refundación” del sistema financiero mundial


Propone una tributación más justa y la desaparición de los “paraísos fiscales”

CIUDAD DEL VATICANO, martes 25 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Ante la actual situación de crisis financiera, la Santa Sede propone una "refundación del sistema" que ponga a las finanzas ante su fin natural, que es servir al desarrollo y al bien común.

Éste es uno de los puntos centrales de la Nota hecha pública por la Santa Sede ante la próxima Conferencia de Doha (Qatar), que organiza Naciones Unidas sobre la financiación al desarrollo, y que se ceelbrará a finales de noviembre.

El documento, muy extenso, ha sido elaborado por el Consejo Pontificio "Justicia y paz", y aprobado por la Secretaría de Estado.

En él, se expone la necesidad de que las naciones se planteen "cómo se ha llegado a la desastrosa situación actual de crisis, tras un decenio en que se han multiplicado los discursos sobre la ética de los negocios y de la finanza, y en el que se ha difundido la adopción de códigos éticos".

La Santa Sede afirma, en línea con la opinión de muchos expertos, que "la actual crisis financiera es esencialmente una crisis de confianza", y apunta entre sus causas "el excesivo uso de la 'leva' financiera por parte de los operadores, la inadecuada consideración de los elementos de riesgo", pero sobre todo, "la relación entre la necesidad de que las finanzas cumplan su función 'real' de puente entre el presente y el futuro, y el horizonte temporal de referencia de los operadores, sustancialmente empequeñecido en el presente".

En otras palabras, la búsqueda del beneficio a corto plazo ha hecho que las finanzas ya no cumplan su función de promover el desarrollo económico, y por tanto, mas que una "revisión", la Santa Sede apunta hacia la necesidad de una total "refundación" del sistema.


Paraísos fiscales

La Santa Sede apunta como una de las causas de la crisis a la existencia de los llamados "paraísos fiscales" o "centros financieros offshore", culpables tanto de transmitir la crisis como de haber provocado su desarrollo.

Este tipo de mercados, afirma el documento, "han mantenido una trama de prácticas económicas y financieras alocadas: fugas de capitales de proporciones gigantescas, flujos "legales" motivados por objetivos de evasión fiscal y canalizados también a través de la sobre o infrafacturación de los flujos comerciales internacionales, reciclaje de los procedentes de actividades ilegales".

La utilización de estos centros ha producido un doble efecto negativo: por un lado, ha beneficiado a las rentas más altas, que pueden escapar al control fiscal en sus propios países, y penalizado a las más bajas, es decir, a los trabajadores y las pequeñas empresas; y por otro, "han comportado una traslación de la tasación del capital a la tasación del trabajo".

De esta forma, una serie de personas e instituciones maneja en estos centros "cerca de 860.000 millones de dólares al año, y que corresponderían a una falta de entrada fiscal de casi 255.000 millones de dólares: más de tres veces el monto entero de la ayuda pública al desarrollo por parte de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OSCE)".

La Santa Sede cree que la actual situación se debe a que "se ha evitado afrontar algunas cuestiones importantes: la trazabilidad de los movimientos financieros, el rendir cuentas adecuadamente de las operaciones en los nuevos instrumentos financieros, la cuidadosa valoración del riesgo".

"Muchas autoridades, especialmente en los países financieramente más evolucionados, han pospuesto elecciones puntuales, movidos por los beneficios económicos que derivan de hospedar una fuerte industria financiera, beneficios que duran lo que dura la fase de euforia financiera".

Una nueva moral económica

Para la Santa Sede, la solución a la crisis pasa por un pacto internacional en materia financiera y fiscal, de forma que se recupere la "confianza" y la "trasparencia".

"Los mercados financieros no pueden operar sin confianza; y sin transparencia y sin reglas no puede haber confianza. El buen funcionamiento del mercado requiere por tanto un importante papel del Estado y, donde es apropiado, de la comunidad internacional para fijar y hacer respetar reglas de transparencia y de prudencia".

Sin embargo, en el fondo, no habrá solución mientras no haya una "formación de la conciencia moral de las personas", ya que las normas por sí solas "no pueden garantizar" la marcha de la economía.

"Ninguna intervención de regulación puede "garantizar" su eficacia prescindiendo de la conciencia moral bien formada y de la responsabilidad cotidiana de los operadores del mercado, especialmente de los empresarios y de los grandes operadores financieros", advierte.

"El hombre nunca puede ser cambiado o redimido sencillamente desde el exterior", añade el documento.

Por ello, apunta, "es necesario llegar al ser moral más profundo de las personas, es necesaria una educación real en el ejercicio de la responsabilidad hacia el bien de todos, de parte de todos los sujetos, a todos los niveles: operadores financieros, familias, empresas, instituciones financieras, autoridades públicas, sociedad civil".

Esta educación a la responsabilidad "puede encontrar un fundamento sólido en algunos principios indicados por la doctrina social, que son patrimonio de todos y base de toda la vida social: el bien común universal, el destino universal de los bienes, la prioridad del trabajo sobre el capital".

Al respecto, la Iglesia cree también que es necesario repensar el propio trabajo de los operadores financieros, sometidos ellos los primeros a la "absoluta prioridad del capital" sobre las personas, con "horas de trabajo larguísimas y estresantes, y horizonte temporal cortísimo de referencia para las decisiones".

Puede leer la Nota de la Santa Sede con la que pide repensar el sistema financiero mundial en la sección de Documentación de la página web www.zenit.org

Por Inma Álvarez

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martes, 25 de noviembre de 2008

de Jon, vivir los 7 colores en un día


Hola Gen!!

Lunes, primera hora de la mañana y un tiempo de perros!! Pero desde el primer momento me he decidido a ponerme a amar. La primera cita del día era en el ambulatorio de Deusto para la rehabilitación de mi querida rodilla.

Ya en ambulatorio me he encontrando con Ana Guerrero (voluntaria) y Eder (un auténtico adolescente). Cuando he llegado a casa, me he decidio a ir media hora a la piscina por eso de acelerar la rehabilitación y vivir todos los colores. (de que color estoy hablando?)

Y es este punto al que quería llegar: en el vesturio, un chico, me pidió cambios de 2 euros para la taquilla. Sólo tenía uno. Así que me regaló el otro euro. Enseguida me he dado cuenta que lo relagado por díos en ese chico tenía que ir directamente al rojo gen. Es sólo 1 euro, pero es "capital de Dios" asi que nunca se sabe cuanto valor puede tener.

Entonces hagamos recuento:

Amarillo: por la mañana he meditado con la palabra de vida. (Muy cañera)

Rojo: comunión con los hermanos ( 1 euro y 1 un mensaje)

Violeta: 1 solo cuerpo. Me econtré con Ana Guerrero.

Verde: El cuerpo es el templo de Dios. Fui a la piscina a hacer un poco de deporte.

Añil: estudio y sabiduria, estoy leyendo 1 libro sobre Juan Pablo segundo.

Naranja: he ofrecido a 2 hombres que tartaban de cobijarse del granizo mi paraguas y una parada en mi portal. Me lo han agradecido.

Azúl: si ordeno el cuarto esta noche lo habré conseguido!!

Bueno eso es todo. haber quien se anima a superarme y vivir los 7 colores en 1 día!!

un saludo a todos jon.

bat

P.D: si quereís podeís enviarselo a los otros gen.( yo lo hice con mi unidad).

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martes, 18 de noviembre de 2008

no hay color


Peter Kamais, 28 minutos 21segundos... (¡increible!)


Por el presente documento se certifica que el/la atleta 
FRANCISCO ALCAÑIZ PERALES
ha obtenido un tiempo de 44 minutos 08 segundos

con un tiempo neto de 43 minutos 33 segundos
en la presente prueba de 10 kilómetros en ruta, sobre un circuito homologado por la RFEA.

Madrid, 16 de Noviembre de 2008






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viernes, 7 de noviembre de 2008

Benedicto XVI ve en la soledad la paradoja de la globalización


El peligro: la fragmentación y la confusión moral

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 7 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la gran paradoja y el drama de la globalización, hecha posible gracias a las nuevas posibilidades de la comunicación, está en la soledad que sienten y viven cada vez más las personas.

Este nuevo contexto social, reconoció al recibir este viernes las cartas credenciales del nuevo embajador de Lituania ante la Santa Sede, Vytautas Alisauskas, presenta dos "peligros": la "fragmentación y la confusión moral".

"Es paradójico y trágico que en la era de la globalización, cuando las posibilidades de comunicación e interacción con los demás han alcanzado una dimensión que las generaciones precedentes apenas podían concebir, tantas personas se sientan aisladas unas de otras", constató el Santo Padre en el discurso que le entregó en inglés.

"Este hecho plantea numerosos problemas sociales que no se pueden resolver sólo en el ámbito político, pues incluso las mejores estructuras funcionan únicamente cuando en una comunidad existen unas convicciones vivas capaces de motivar a los hombres para una adhesión libre al ordenamiento comunitario", añadió citando su encíclica Spe Salvi (n. 24).

En este sentido, aclaró el obispo de Roma, "la Iglesia tiene un papel vital que desempeñar a través del mensaje de esperanza que proclama".

"Trata de edificar una edificar una civilización del amor enseñando que 'Dios es amor' y exhortando a las personas de buena voluntad a entrar en una relación de amor con él", subrayó.

Y, "dado que el amor de Dios lleva a la participación en la justicia y en la generosidad de Dios con los demás", reconoció, "la vida cristiana lleva naturalmente a la solidaridad con los conciudadanos y, en realidad, con toda la familia humana".

"Lleva a la decisión de servir al bien común y de responsabilizarse de los miembros más débiles de la sociedad, contrarresta el deseo de acumular riqueza sólo para uno mismo. Nuestra sociedad necesita escapar del hechizo de los bienes materiales y centrarse, en cambio, en los valores que promueven realmente el bien de la persona", concluyó.

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     vida
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