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lunes, 20 de julio de 2009

una historia del tiempo III


Erase una vez, hace más de más de 4500 millones de años, una gigantesca nube de gas y polvo colapsó en su centro para formar el Sol, los planetas, los asteroides, los cometas, la Tierra y todo el sistema solar.

Erase una vez, hace 4500 millones años, había una nube de polvo y el gas, que orbitaba en torno al futuro Sol, los átomos y pequeñas moléculas, cargados por el rozamiento entre ellos (haciendo saltar electrones), llevaban muchos millones de años atrayéndose (por las fuerzas electrostáticas así generadas) y agrupándose poco a poco en racimos cada vez más grandes, cuando se hubieron agrupado en pedazos de materia de alrededor de 1km de diámetro, en las cercanías del futuro Sol (los elementos más metálicos y rocosos), la gravedad hizo que estos pedazos comenzaran a actuar como aspiradoras gigantes, moviéndose en torno al Sol, fueron absorbiendo material del disco de polvo y gas, hasta que no quedó nada que consumir. Dicen que durante este proceso, que duró unos 3 millones de años, se formaron alrededor de 20 planetas interiores, mientras en los planetas exteriores (que necesitaron acumular mucha más materia, para que la gravedad comenzase a actuar), la carrera por ver que pedazo de materia crecía más, hizo que Neptuno creciera hasta ser ligeramente más pequeño que Jupiter, y tuvimos suerte con ello pues de otro modo la gravedad de dos Jupiter hubiese arrastrado a los planetas interiores. Cuentan que durante los 30 millones de años siguientes las colisiones entre los diferentes cuerpos del sistema solar fueron frecuentes, hasta reducir el número de planetas y cuerpos, orbitando en torno al Sol.


El futuro planeta llamado Tierra, un superviviente de la aniquilación de la veintena de planetas, orbitaba en torno al futuro Sol, a una temperatura de unos 4700 grados, calentado por las colisiones con otros cuerpos, los materiales de la futura Tierra se fundieron, los materiales más pesados, como el hierro, se hundieron hasta llegar al centro de la esta, mientras que los materiales más ligeros y los gases quedaron en la superficie y formaron la atmosfera, respectivamente. El núcleo de hierro fundido de la tierra al girar sobre sí mismo (debido a las corrientes eléctricas en el metal fundido) generó el campo magnético, que dura hasta hoy. Al formarse el Sol y comenzar la fusión en su núcleo, un enorme huracán con billones de partículas cargadas, procedentes del viento solar, se precipitaron sobre la futura Tierra a una velocidad de más de 1 millón 600000 km/h, por suerte el recientemente formado campo magnético de la futura Tierra hizo de escudo, como lo hace hoy en día, protegiendo así la débil primera atmósfera. Por entonces, Marte, vecino de la futura Tierra, de 1/3 del tamaño de esta, también tenía un campo magnético, que con el tiempo ha perdido, piensan que al solidificarse el núcleo, permitiendo así que los vientos solares erosionasen la atmosfera y la superficie, convirtiéndolo en una tierra yerma.

Dicen que hace unos 4460 millones de años ocurrió el mayor cataclismo que ha vivido nunca la Tierra, un planeta llamado Tea, de un tamaño de al menos la mitad de la Tierra (6500 km de diámetro), se precipitó sobre la futura Tierra, a una velocidad de unos 43200 km/h, llenó completamente el cielo de la futura Tierra para finalmente colisionar con esta oblicuamente, formando un ángulo de unos 45grados. El impacto fue cegador, se fundió la totalidad de la primitiva Tierra, gran parte de los materiales rocosos se vaporizaron y una gran cantidad de materiales y escombros procedentes de los dos planetas saltaron al espacio para posteriormente formar un anillo entorno a la joven Tierra. El terreno de la joven Tierra permaneció fundido durante miles de años, más tarde un fragmento de los desechos tuvo suficiente tamaño como para que la gravedad hiciera que fuera absorbiendo todas las rocas y el polvo del anillo y este material fue lo que formó la Luna, que en un principio estaba 15 veces más cerca que hoy, la Luna llena, entonces, debió ser sobrecogedora.

Creen que fue la colisión con Tea, lo que provoco el desplazamiento de la Tierra sobre su eje, haciendo que esta oscile al modo de una peonza antes de pararse (con una inclinación de 23,5º), es esto lo que provoca las estaciones en la Tierra (que no las hay en otros planetas como Mercurio), si no fuera así, en todas las partes de la Tierra habría 12 horas de luz y 12 de oscuridad, los polos quedarían sepultados en un crepúsculo helador y el ecuador se cocería en el incesante calor. Y además dicen, que gracias a la Luna, esta inclinación de la Tierra sobre su eje, se mantiene y se mantiene estable, si no existiera la Luna la inclinación de la Tierra podría oscilar caóticamente entre 0º y 90º, provocando cambios bruscos en la distribución de la luz solar y desestabilizando el clima y los periodos de tiempo sobre la Tierra, volviéndolos extremos y caóticos (Marte, por ejemplo, no tiene tanta suerte y su inclinación sobre su eje varía más que en la Tierra).

Cuentan que durante la formación de la Tierra y la luna, la parte más interna del sistema solar estaba muy seca, las primeras reservas de agua estaban a 257 millones de km de distancia, en la parte externa del cinturón de asteroides, lejos del calor del sol las moléculas de agua se congelaron en los meteoritos, compuestos de materiales porosos y arcillosos, y en los planetas externos, si en la Tierra primitiva había agua, dicen, que esta sería muy escasa.

Pero, hace unos 3900 millones de años, ocurrió el cataclismo Lunar; Jupiter y Saturno se atraían cada vez que sus órbitas se acercaban, en general estas fuerzas se anulaban, pero en un momento, hace 3900 millones de años, cuando Jupiter giraba alrededor del Sol al doble de la velocidad de Saturno, se produjo la resonancia de dos frente a uno entre ellos, se empezaron a mover lateralmente y a agitarse, las fuerzas gravitatorias de los dos planetas, en lugar de anularse, tomaron la misma dirección provocando que sus órbitas crecieran hasta donde se encuentran hoy, esto produjo un desequilibrio en todo el sistema solar, haciendo que Urano y Neptuno se volvieran locos, sus órbitas comenzaron a cruzarse, la fuerza de la gravedad los atraía y de pronto uno acaba en el exterior, mientras el otro se veía arrastrado al interior, incluso llegando a girar en torno a Jupiter y Saturno, este desequilibrio afecto sobre todo a los asteroides que cambiaron sus órbitas, miles de ellos fueron desplazados al exterior mientras otros miles eran lanzados hacia el Sol. Hace 3900 millones de años, más de 40000 asteroides, de la parte externa del sistema Solar, se precipitaron sobre la Tierra y la Luna (formando los cráteres de la Luna), y dicen que fue así como llego el agua a la Tierra, ya que estos asteroides, calculan, que tenían más de un 20% de agua (hoy en día hay 1232 millones de trillones de litros de agua, lo que supone que, durante el bombardeo, 6160 millones de trillones de material, procedente de meteoritos, alcanzaron la Tierra).

Durante los siguientes miles de millones de años, cuentan que la calma y el equilibrio actual fue llegando al sistema Solar, los planetas, como la Tierra iban poco a poco enfriándose, la Luna, mucho más cercana que ahora, provocaba, por su gravedad, mareas mucho mayores que las actuales (de miles y miles de metros) que bañaban toda la joven Tierra, salpicada por las fuertes erupciones volcánicas, ayudando así al proceso de enfriamiento de la superficie terrestre, al tiempo que removían todos los océanos terrestres, mezclaban y arrastraban los diferentes elementos químicos y creaban un caldo primigenio especialmente adecuado para que se formen componentes químicos cada vez más complejos. Aseguran que en el pasado, hace más de 3000 millones de años, tras la colisión de Tea con la futura tierra, la Tierra rotaba sobre si misma 4 veces más rápido, tanto que un día duraba solo 6 horas, y esta alta velocidad de rotación provocaba vientos y torbellinos de más de 1600 km/h, el clima de la Tierra venia descrito por vientos huracanados constantes, fortísimas tormentas constantes y olas de más de 3km de altura, pero el efecto de la Luna (que rotaba más despacio, alrededor de la Tierra), fue poco a poco frenando la velocidad de rotación de la Tierra, hasta que el clima se apaciguo, facilitando que formas de vida más complejas pudieran poblar el planeta.

Hace más de 3500 millones de años, cuentan que los gases de la atmosfera de la Tierra eran principalmente nitrógeno, dióxido de carbono y metano, con mares ricos en hierro de color verde, lo que daba al cielo de la joven Tierra un tono rojizo. Hace 3500 millones de años los primeros organismos vivos fotosintéticos, las algas que crean los estromatolitos, aparecieron en los océanos de la Tierra y sus bacterias comenzaron a transformar el dióxido de carbono en oxigeno, aprovechando la luz solar, una gran Luna, cercana a la Tierra, reflejando la luz solar permitió que la fotosíntesis se produjera también durante la noche.

Durante los 1000 millones de años siguientes, el oxígeno producido por los estromatolitos, hizo que el hierro de los océanos de la primitiva Tierra se oxidara, formando las formaciones de hierro en banda y haciendo que los océanos se tornaran rojizos, el óxido iba precipitándose al fondo de los océanos, convirtiéndose allí en roca. Hace 2500 millones de años, una vez se hubo oxidado todo el hierro presente en los océanos, el oxígeno comenzó a saltar a la atmosfera de la Tierra, volviendo el cielo cada vez más azul. Hace 500 millones de años, el nivel de oxigeno en la atmosfera era similar al actual.

Hace 2500 millones de años estaba surgiendo el planeta azul, nuestro hogar.

  • una historia del tiempo IV.
  • una historia del tiempo II.
  • una historia del tiempo I.
  • una historia del tiempo V.
  • 3 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Solo espero que te decidas a escribir la cuarta y quinta parte, estoy intrigado por conocer más.

    Tanta ciencia resumida, genial!

    Anónimo dijo...

    Bravo, he comprovado muchos de los datos que das en estas tres entregas y son rigurosamente reales, conforme a las últimas investigaciones.
    No se como lo has conseguido, supongo que mucho trabajo, más de lo que parece por la redacción.

    Anónimo dijo...

    Gracias!!
    de lenguaje sencillo, de lectura ligera, muy formativo y actual.
    Me hace reflexionar sobre la fortuna que tenemos de poder habitar nuestro diminuto y raro planeta

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